martes, 22 de abril de 2014

Lo de la mujer en México es aterrador

Lo de la mujer en México es aterrador




La escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 19 de mayo de 1932) recibirá mañana en la Universidad de Alcalá de Henares el Premio de Literatura Miguel de Cervantes, el más prestigioso en habla hispana. Hija de un príncipe polaco, Poniatowska es más mexicana “que el mole”, según sus palabras. Y es la primera autora mexicana en obtenerlo: el quinto galardón para México y la cuarta mujer en sus 38 años de historia. Confiesa que está nerviosa. “Mira, sirve que lo escuchas, para ver que no voy a decir ninguna barbaridad”, comenta.

La escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 19 de mayo de 1932) recibirá mañana en la Universidad de Alcalá de Henares el Premio de Literatura Miguel de Cervantes, el más prestigioso en habla hispana. Hija de un príncipe polaco, Poniatowska es más mexicana “que el mole”, según sus palabras. Y es la primera autora mexicana en obtenerlo: el quinto galardón para México y la cuarta mujer en sus 38 años de historia. Confiesa que está nerviosa. “Mira, sirve que lo escuchas, para ver que no voy a decir ninguna barbaridad”, comenta.

lunes, 7 de abril de 2014

DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL II. LA PRENSA ACTUAL ANTE LA GUERRA.PRIMERA PARTE.

Dilemas de la guerra civil II. La prensa actual ante la guerra.


*Terror rojo en el Madrid republicano:
Madrid, capital del dolor, 1936... Niños que se desmayan en las colas del pan, un índice de mortalidad infantil doce veces sobre la media europea, muertes de la población civil a los dos o tres meses después de perder cinco kilos al día, ejecuciones extrajudiciales, agencias estatales que actúan como cómplices de las matanzas, gánsteres, Brigadas «Amanecer» y «Al Capone», escuadras de la muerte, paseos, mucho café, delaciones a traición... Afiliarse a un sindicato católico o defender un partido político de derechas constituía una invitación a ser acusado de «fascista». Lo revela el hispanista Julius Ruiz, profesor de Historia de Europa en la Universidad de Edimburgo, en «El terror rojo» (Espasa, 459 páginas), con material inédito, tras diez años de investigación por archivos del Reino Unido y España sobre el periodo republicano, la Guerra Civil y la etapa franquista. Sostiene que «el terror rojo republicano fue un esfuerzo de guerra organizado y pensado para asegurar la victoria republicana, la revolución y crear una nueva sociedad antifascista. Los asesinos mataron para servir la causa de la República».

*Cuando franco expropió la Falange:

La primavera de 1937 se resquebrajó la unidad interna en los dos bandos contendientes en la guerra civil. En abril Franco impone la Unificación de Falange Española con los carlistas, que pasa a denominarse Falange Española Tradicionalista y de las JONS. En la Barcelona republicana, los comunistas aplastan a anarquistas y trotskistas del POUM.En la primera se impone una disciplina castrense bajo la férula del Caudillo, mientras que la zona republicana se resquebraja en facciones. Para muchos historiadores, una de las claves de la victoria franquista. Pero, ¿fue tan armoniosa la unificación de falangistas y tradicionalistas? La versión de Manuel Hedilla, el hombre que había de sustituir a José Antonio, nos habla de una Falange que se opuso a ser disuelta con el carlismo para quedar como coreografía de un Franco erigido en dictador absoluto. Nacía el mito de la Falange Auténtica.
*Paracuellos: Memoria de la matanza:
Paracuellos, noviembre de 1936. La sola mención de esa población madrileña fue durante el franquismo el ejemplo más claro para acusar al bando republicano, y en concreto a los comunistas que formaban parte de la Junta de Defensa de Madrid, de cometer durante la guerra matanzas indiscriminadas, fusilamientos nocturnos masivos sin juicio previo. Se utilizaban términos como «holocausto», «genocidio» y a los asesinados se les llamaba «mártires». No sólo causaba horror en el bando nacional o, después, entre los partidarios del Régimen. El pavor sobre lo que había ocurrido allí, junto al río, al pie del Cerro de San Miguel, alcanzó también a muchos republicanos y, por ejemplo, el presidente del PNV en la capital de España, Jesús de Galíndez, lo consideraba la más grave ignominia de la defensa de Madrid. Y, entre otros testimonios que los historiadores han ido espigando, Melchor Rodríguez, un afiliado a la FAI, dimite a mediados de ese mes de noviembre como director general de Prisiones al enterarse de que, sin su conocimiento, los comunistas habían fusilado a presos. Rodríguez sería quien, en diciembre, nombrado de nuevo con plenos poderes que mantuvo hasta marzo del año siguiente, terminaría con los asesinatos de presos.
El funeral de Rodríguez, al que Ian Gibson, llama «el ángel rojo», fue en 1968 un ejemplo de reconciliación: asistieron viejos republicanos y ex presos, en el féretro estaba el crucifijo de unos y la bandera anarquista de otros, en el aire sonaban las oraciones y el himno de los ácratas. Habían pasado poco más de 30 años. Después de poco menos de 40, una particular visión de lo que se ha dado en llamar «la memoria histórica», sobre todo el empeño por revisar lo que ocurrió en uno de los bandos, el nacional, y durante el franquismo, Paracuellos, cuando se cumplen 70 años de las sacas y los fusilamientos, ha salido del círculo de los historiadores o del dolor particular, aunque en ocasiones fuese rabioso, y aparece en las discusiones públicas: esquelas en los periódicos de los asesinados, ataques en actos públicos a Santiago Carrillo por su implicación en los hechos, etc.
*En sevilla durante la guerra civil:
Paul Preston (Liverpool, 1946) es doctor en Historia por la Universidad de Oxford y catedrático de Historia Contemporánea española. Considerado, junto con Hugh Thomas, el mayor experto mundial en Franco y la Guerra Civil, asegura haberse leído más de mil libros para preparar «El holocausto español», su útima obra.
*Franco el "amigo" de los judios:
«Franco fue muy bueno con los judíos». Esta declaración sorprendería a cualquiera, sobre todo si proviene de un judío. La periodista Yolanda Villaluenga se lo escuchó a un amigo sefardí de París, a cuyo tío le había salvado el Gobierno del dictador. Villaluenga dirige el programa de documentales «Archivos», de Televisión Española, y quedó prendada de una historia difícil de explicar: la España de Franco durante la Segunda Guerra Mundial era la de la lucha contra «el contubernio judeo masónico comunista», pero también el país al que Golda Meir y el presidente del Congreso Mundial Judío, Israel Singer, agradecieron su ayuda durante el Holocausto.

miércoles, 2 de abril de 2014

Guerra Civil 1936-1939

Guerra Civil 1936-1939

"En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado", decía el último parte oficial emitido desde el cuartel general de Franco el 1 de abril de 1939, con la voz del locutor y actor Fernando Fernández de Córdoba.

Atrás había quedado una guerra de casi mil días, que dejó cicatrices duraderas en la sociedad española. El total de víctimas mortales, según los historiadores, se aproximó a las 600.000, de las cuales 100.000 corresponden a la represión desencadenada por los militares sublevados y 55.000 a la violencia en la zona republicana.
Los hechos más significativos de la Guerra Civil han sido ya investigados y las preguntas más relevantes están resueltas, pero esa historia no es un territorio exclusivo de los historiadores y, en cualquier caso, lo que enseñamos los historiadores en las universidades y en nuestros libros no es lo mismo que lo que la mayoría de los ciudadanos que nacieron durante la dictadura o en los primeros años de la actual democracia pudieron leer en los libros de texto del Bachillerato

 1. ¿Por qué hubo una Guerra Civil en España?
En 1936 había en España una República, cuyas leyes y actuaciones habían abierto la posibilidad histórica de solucionar problemas irresueltos, pero habían encontrado también, y provocado, importantes factores de inestabilidad, frente a los que sus gobiernos no supieron, o no pudieron, poner en marcha los recursos apropiados para contrarrestarlos.
2. ¿Por qué la propaganda domina a la historia cuando se trata de la violencia?
Para los españoles, la guerra civil ha pasado a la historia, y al recuerdo que de ella queda, por la deshumanización del contrario y por la espantosa violencia que generó.
3. ¿Cómo se vio y se ve la Guerra Civil española en el exterior?
Pese a lo sangrienta y destructiva que pudo ser, la Guerra Civil española debe medirse también por su impacto internacional, por el interés y la movilización que provocó en otros países. En el escenario internacional desequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y de fascismo, España era, hasta julio de 1936, una país marginal, secundario. Todo cambió, sin embargo, a partir de la sublevación militar de ese mes. En unas pocas semanas, el conflicto español recién iniciado se situó en el centro de las preocupaciones de las principales potencias, dividió profundamente a la opinión pública, generó pasiones y España pasó a ser el símbolo de los combates entre fascismo, democracia y comunismo.
4. ¿Por qué se movilizaron tantos extranjeros en la guerra española?
Dentro de esa guerra internacional en suelo español hubo varias y diferentes contiendas. En primer lugar, un conflicto militar, iniciado cuando el golpe de Estado enterró las soluciones políticas y puso en su lugar las armas. Fue también una guerra de clases, entre diferentes concepciones del orden social, una guerra de religión, entre el catolicismo y el anticlericalismo, una guerra en torno a la idea de la patria y de la nación, y una guerra de ideas que estaban entonces en pugna en el escenario internacional. En la guerra civil española cristalizaron, en suma, batallas universales entre propietarios y trabajadores, Iglesia y Estado, entre oscurantismo y modernización, dirimidas en un marco internacional desequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y del fascismo. Por eso tanta gente de diferentes países, obreros, intelectuales y escritores, se sintió emocionalmente comprometida con el conflicto.
5. ¿Por qué ganó Franco la guerra?
Los militares sublevados en julio de 1936 ganaron la guerra porque tenían las tropas mejor entrenadas del ejército español, al poder económico, estaban más unidos que el bando republicano y los vientos internacionales soplaban a su favor. Después de la Primera Guerra Mundial y del triunfo de la revolución en Rusia, ninguna guerra civil podía ser ya sólo “interna”. Cuando empezó la Guerra Civil española, los poderes democráticos estaban intentando a toda costa “apaciguar” a los fascismos, sobre todo a la Alemania nazi, en vez de oponerse a quien realmente amenazaba el equilibrio de poder. La República se encontró, por lo tanto, con la tremenda adversidad de tener que hacer la guerra a unos militares sublevados que se beneficiaron desde el principio de esa situación internacional tan favorable a sus intereses.