lunes, 17 de febrero de 2014

Toño Velasco

Toño Velasco

La enorme sonrisa de Toño Velasco nos da la bienvenida a la galería gijonesa El arte de lo imposible, empapelada con dibujos del artista plástico que nos trasladan a un mundo de paradojas y equilibrios entre la alegría y la imaginación. Este autor saltó a la palestra pública por su obra Ensayo sobre la burla, que retrataba en grandes lienzos a políticos, banqueros y personajes como Sarkozy, Merkel, Bárcenas o Urdangarín sacándonos la lengua como protagonistas de ‘la gran estafa’ que cotidianamente tildamos como crisis.

Mujeres altivas dedicadas a las que integraron
El tren de la libertad, la iniciativa contra la reforma de la ley del aborto, con el título de Revuelta en el fango, besos enlazados a un palmo del colchón, entregados tangos al aire libre, hombres a los que se les da cuerda para que consigan arrastrarse hasta el trabajo…. “Dibujines” les llama a los compuestos a partir de una sola línea y borratajos a los que fue descubriendo entre las formas improvisadas de las curvas marcadas por el rotulador. Un mundo en negro, rojo y blanco rebosante de color.En esta ocasión, Velasco expone los dibujos que suele cargar en su mochila, esos que traza cotidianamente en el cuaderno que siempre lleva consigo. “Esto es precisamente lo único que hago instintivamente, casi compulsivamente, sin ningún tipo de premeditación. Lanzo el rotulador y a partir de ahí empiezan a construirse personajes, escenas rarísimas como que un buzo salga de una alcantarilla en Nueva York”, nos cuenta refiriéndose a una de sus pinturas.
Velasco sufrió un intento de censura cuando la alcaldesa del Partido Popular de Arenas de San Pedro (Ávila), Caridad Galán, intentó retirar su retrato de Bárcenas sacando la lengua de una exposición colectiva. Frente a lo ocurrido recientemente en Salamanca con la retirada de la exposición de Ausín Pérez, que incluía un retrato de Rajoy con heces en la cabeza, en el caso de Velasco la repercusión mediática y la solidaridad de los otros pintores impidieron que se consumara el intento de censura.

La comedia nunca ha sido algo muy respetable, más bien al contrario. Recuerden aquella escena de El nombre de la Rosa donde Guillermo de Baskerville, el personaje de Sean Connery, discutía con el abad del monasterio si Jesús rió o no. El abad sostenía que en ningún momento de las escrituras se menciona que Jesús riera, y un Connery burlón le replica que tampoco se menciona que no lo hiciese.
Definitivamente, el humor es algo muy poco serio. A principios del siglo XX, Freud, un tipo circunspecto donde los haya, escribió El chiste y su relación con el inconsciente, donde, entre otras cosas, sostiene que el humor es una estupenda herramienta de descompresión (él no lo escribió así, claro, porque, como he dicho, era un tipo muy circunspecto). Pero, más allá de los jugueteos psicoanalíticos, el humor y la comedia nunca han llegado a encajar bien con la Academia.
En los últimos años, sin embargo, la situación parece estar cambiando. En 2006 la Universidad Solent de Southampton, Reino Unido, inauguró la carrera de Escritura y Representación de Comedia, que asegura ser la primera dedicada a este campo. El plan de estudios combina teoría y práctica cómica. Los alumnos de Solent aprenden a escribir stand-up (eso que nosotros llamamos simple y confusamente monólogos) y también a interpretarlos. Además, hacen prácticas en la radio universitaria y producen una comedia de situación televisiva.

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